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EL ARTE: UNA PUERTA AL APRENDIZAJE

En este mundo en permanente transformación, donde la única certeza es la incertidumbre, es difícil pensar en contenidos programáticos útiles para el presente y más aún para el futuro. Ya no nos sirven los planteamientos con los que fuimos educados en el siglo XX. Los niños y jóvenes actuales tienen otras necesidades, otros intereses, se relacionan de otras formas. No sabemos cuáles serán los trabajos que se llevarán a cabo de aquí a unos años, ni qué conocimientos nos harán falta para tener éxito en el mercado laboral. Pero hay algo de lo que sí estamos convencidos y es que debemos promover en nuestros alumnos habilidades para vivir en comunidad, en democracia, en solidaridad y con las competencias necesarias para ser efectivos en las esferas familiar, laboral y ciudadana.

En este marco, debemos planificar actividades con el objetivo de desarrollar su inteligencia emocional para que puedan ser conscientes de sus emociones y así regularlas. Promover con nuestras propuestas su autoestima, su capacidad negociadora, y su imaginación en todos los ámbitos. Estimular y acercar conocimientos, habilidades y actitudes que les permitan actuar de forma creativa, oportuna y responsable frente a las demandas y características del mundo actual y futuro: complejo, incierto, diverso, global.

­­­­­­­¿Por qué educación artística­ en las escuelas?

Los talleres artísticos (artes plásticas, música, teatro, danza, entre otras) brindan a los niños la posibilidad de expresarse de todas las formas posibles, a través de la infinidad de lenguajes que traen consigo. Como plantea el pedagogo Loris Malaguzzi, fundador de la pedagogía Reggio Emilia, “el niño tiene cien lenguajes, cien manos, cien pensamientos, cien maneras de jugar y de hablar, cien siempre cien maneras de escuchar, de maravillarse, de amar, cien alegrías para cantar y entender, cien mundos que descubrir, cien mundos que inventar y soñar”

El trabajo con diferentes medios, materiales y soportes, el dominio de diversas técnicas, el avance progresivo de la exploración, el conocimiento de las potencialidades de los objetos y del propio cuerpo, el ejercicio de la libertad y el desarrollo de la imaginación, son aspectos que se desarrollan a partir de las experiencias vividas en los talleres de arte, lugar donde hay cien o tal vez mil formas de expresarse.

A partir de esas vivencias los niños pueden entender que hay muchas maneras de hacer las mismas cosas, y que todas o casi todas pueden ser válidas. Comprenden que las diferentes miradas enriquecen, que trabajar en equipo potencia las ideas y permite logar otras mejores. Y finalmente se encuentran con que es muy desafiante y estimulante descubrir problemas, encontrar soluciones, pensar con otros.

Autoestima y arte

En palabras de Elliot W. Eisner, profesor de Arte y Educación: “Las artes enseñan a los niños que los problemas reales suelen tener más de una solución posible, que es necesario analizar las tareas desde diferentes perspectivas, que la imaginación es una poderosa guía en los procesos de resolución o que no siempre existen reglas definidas cuando tienen que tomar decisiones”.

El espacio artístico es, además, el lugar propicio para desarrollar una autoestima equilibrada con dosis importantes de valoración positiva, posibilitando el ejercicio de confiar en sí mismos sin desconocer ciertamente las dificultades con las que trabajar para seguir creciendo. En muchas ocasiones algunos niños con experiencias académicas no muy exitosas, encuentran en los talleres de arte un lugar de protagonismo o de reconocimiento grupal que repercuten muy positivamente en la imagen deslucida que tienen de ellos mismos y consecuentemente sobre su deseo por aprender. Descubren en el taller de arte un lugar de disfrute, un espacio donde son capaces de experimentar emociones positivas, de encontrar cosas que les hacen bien, de entusiasmarse al desarrollar actividades con y para otros, de variar, cambiar, ser flexibles, un lugar donde conectarse con la felicidad.

Niños consumidores de arte

Es bien importante acercar a los niños al arte también desde el lugar de espectadores. El hacerles conocer e interactuar con obras de calidad les permitirá desarrollar su sensibilidad, ampliando el registro de experiencias sensoriales. Artes visuales, sonoras, literarias, cine, artes digitales, escénicas, arquitectura.

En este contacto directo, desarrollarán la percepción al observar, analizar, explorar e identificar las diferentes propuestas artísticas, entendiendo que hay distintas maneras de ver el mundo y de expresarlo. El contacto con variadas manifestaciones culturales les impregnará y estimulará a animarse a crear.

El arte es además una herramienta educativa

El arte puede transformarse en un camino, en una metodología que los docentes pueden utilizar como puente para acceder a cualquier contenido académico. A través de una pedagogía atractiva, que se corra de los lugares comunes, se promueve el extrañamiento, y con él, la curiosidad, la emoción, la atención y por ende el aprendizaje. El arte puede ser también una herramienta, una puerta para innovar, una puerta para aprender. Es, en definitiva, no solo una herramienta para adquirir conocimientos significativos y de calidad sino una metodología que permite desarrollar habilidades cognitivas y emocionales fundamentales en los procesos de desarrollo de los niños.

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LA COMUNICACIÓN CENTENNIAL

En tiempos de comunicación e híper-conectividad hay una generación joven, decidida y comprometida que ha aterrizado en el mundo promoviendo cambios: la generación centennial. El grupo de personas comprendidas en la Generación Z, o post-millennial, abarca niños y adolescentes de entre 5 y 19 años. Mientras algunos delimitan el año 1997 como punto de partida, otros hacen referencia al año 2000.

Lo cierto es que las características que definen a estos jóvenes, son muy diferentes a las de su generación anterior. Por este motivo, los centennials son hoy, una generación de especial estudio. Debido a que parte de ellos ingresa al mundo laboral, y dado que la mayoría transita los primeros años de aprendizaje es importante atender cómo se caracterizan y cuáles son sus planes a futuro.

Fundamentalmente por su esencia como nativos digitales, representan un cambio de paradigma en su forma de comunicarse. Conocer el tipo de comunicación que sostienen es parte de afianzar los lazos con ellos.

Características Generación Z

A diferencia de sus antepasados millennials, los centennials tienen como característica principal no conocer un mundo sin tecnología de acceso inmediato y móvil a internet. Mientras la Generación millennial supo convivir y adaptarse progresivamente a los avances de las tecnologías de comunicación, la Generación Z es esencialmente nativa digital.

Características principales de la comunicación centennial:

– Móviles. Los Centennials utilizan permanentemente sus celulares como una herramienta de comunicación y gestión sólida. No significa que no tengan una mirada crítica sobre las tecnologías y el uso que le dan. Precisamente, el valerse de las tecnologías como nativos puede favorecer en el análisis del uso de las mismas.

– Multitarea. Pueden realizar varias tareas al mismo tiempo. Se caracterizan por tener la capacidad de atender a más de un dispositivo simultáneamente. De todos modos, perciben los aspectos negativos de la permanencia prolongada frente a las pantallas.

– Sociales. Utilizan las redes sociales con funcionalidades instantáneas y efímeras. Prefieren aquellas redes que favorecen la interacción inmediata y cuya información no perdura en el tiempo. Tienden a ser cuidadosos y críticos sobre la información que comparten en línea. Es un ejemplo Snapchat e Instagram stories y el alejamiento de Facebook. Siendo las primeras caracterizadas por compartir la información de forma temporal y la última apostar a la permanencia.

– Autodidactas y creativos. Debido a las posibilidades que les brinda el pleno acceso a internet, estos jóvenes suelen buscar soluciones e ideas en el mundo digital. La híper-conexión favorece el intercambio y la creatividad a la hora de pensar nuevas ideas. El hecho de poder acceder a mucha información, desafía la creatividad estimulando la búsqueda de la originalidad.

– Comprometidos y altruistas. Los valores relacionados a la diversidad, la ecología y los conflictos sociales los ocupan. Aunque muchas de sus batallas puedan iniciarse a través de la virtualidad, no implica que estos jóvenes no se conmuevan ni preocupen por diferentes causas sociales. El debate e intercambio de ideas forma parte de su día a día y los principios de la tolerancia y respeto son altamente valorados.

Familia, Educación y Centennials

De esta manera, es que diferentes áreas de investigación se han concentrado en la generación Y. Al tratarse de un grupo etario joven y esencialmente distinto a los anteriores, es que sus hábitos de consumo, su forma de comunicarse y motivaciones son de interés para el marketing, la psicología y sociología. Desde este punto de vista, forma parte fundamental en la crianza de los jóvenes comprender sus características y colaborar en su formación.

Las familias de los jóvenes centennial, pueden tener ciertos cuestionamientos y dudas acerca de su comportamiento y hábitos. Es pertinente pensar en nuestras diferencias para mejorar la comunicación entre generaciones y colaborar en sus procesos de crecimiento. Precisamente sobre los contrastes es que el intercambio se enriquece y las posibilidades se amplían. Mantener una postura de tolerancia y escucha, repercute favorablemente en la comunicación.

Asimismo, en las instituciones educativas, resulta fundamental considerar el tipo de comunicación que mantienen los jóvenes. Contemplar sus características principales, y atender qué dificultades y ventajas presenta, admite orientar los contenidos y la didáctica a la hora de enseñar. Algunas plataformas digitales, tecnologías y producciones audiovisuales, habilitan abordar distintas formas de aprendizaje e inclusive fomentar la motivación de los estudiantes. De esta manera, integrar las consideraciones de los adolescentes en la comunicación colabora en su formación académica.

Sobre un buen uso de las tecnologías

Mantenerse informado sobre las tendencias de las tecnologías y formas de comunicación, fortalece el acercamiento y la conversación con los jóvenes. Y es desde ahí donde se puede encontrar herramientas para construir el intercambio.

El hecho de que los jóvenes posean una mirada crítica sobre el uso que le dan a internet, no implica que el acompañamiento y monitoreo de adultos referentes no sea necesario. Justamente, incentivar el diálogo, poniendo sobre la mesa los riesgos del entorno virtual, incrementa la perspectiva crítica de los jóvenes. Establecer límites en el uso de redes sociales e internet en general, orienta sobre la importancia de ser cuidadosos con el espacio que se les otorga a las tecnologías de comunicación. Conversar respecto a los contenidos y cómo se comparten, coopera en la construcción de sus personalidades en cuanto a su vínculo con las tecnologías.
Respetar las opiniones y formas de la comunicación centennial es vital para comprender los cambios y poder acompañar de la mejor manera sus procesos.

No obstante ello, resulta fundamental que valoren la importancia que tienen los vínculos interpersonales en la formación de la persona. Se debe acompañar a los más jóvenes en el proceso de comprender el justo equilibrio entre el entorno virtual y el intercambio cara a cara. Concebir a este último como un espacio idóneo e impostergable, como oportunidad de reconocerse a sí mismos, de reconocimiento del otro, donde el diálogo puede tornarse más profundo, ya que los gestos, las miradas y la proximidad siguen siendo la esencia para el enriquecimiento de los vínculos humanos.

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¿Qué es la psicomotricidad?

La Psicomotricidad como disciplina se interesa por el cuerpo y el movimiento en relación con la afectividad e inteligencia y se inserta en el espacio educativo a través de la Práctica Psicomotriz Educativa, la que se ha expandido notablemente en los últimos años.

Su contribución al quehacer pedagógico, es sin duda, la revalorización que desde allí se hace del cuerpo y el movimiento como forma privilegiada de conocerse a sí mismo, de comunicar y de construir su aprendizaje en las etapas tempranas del desarrollo.

Esencia y sentido

Se reconoce en el niño un ser de expresividad motriz, que se dice a través de su accionar, su gestualidad, la forma particular de habitar y apropiarse de su cuerpo, a través de los cuales entrará en relación con los otros, el espacio y los objetos sobre un fondo tónico-emocional.

Desde la especificidad de la disciplina, nos planteamos acompañar el desarrollo en la edad preescolar, favoreciendo el pasaje de una dinámica de acción y movimiento a una dinámica de pensamiento; el transitar dentro del proceso de constitución subjetiva, desde el cuerpo hacia procesos cada vez más elaborados de representación y simbolización, que lo llevarán a una ganancia de autonomía.

Psicomotricidad infantil

Surge así el rol central del psicomotricista posicionado como parte de un engranaje, que, actuando en la educación, aporte a la construcción de un saber nuevo sobre el niño, los problemas y padecimientos que pueden surgir en su paso por la escuela.

  • ¿Qué vamos a mirar del niño, de los cuerpos y su funcionamiento en la escuela?
  • ¿Y desde que posición subjetiva vamos a sostener esa mirada?
  • ¿Qué se nos pide que atendamos en la escuela? ¿La adquisición de funciones en tiempos evolutivos esperados, que se ajusten a su vez a las exigencias curriculares cada vez más desmedidas?
  • ¿La prensión incorrecta, la lateralidad indefinida, la falta de coordinación óculo-manual?
  • ¿El cuerpo en su desborde, en el exceso de movimiento?
  • ¿Qué sucede cuando la medicalización de la sociedad toma a los niños y “los problemas en la infancia dejan de ser nombrados como problemas y pasan a serlo como trastornos”?

Resulta vital, adherir a la posibilidad de trascender la mera observación y descripción de conductas para pensar el cuerpo y su accionar en la escuela desde una perspectiva compleja que lo que haga sea abrir preguntas antes que brindar respuestas cerradas.

Psicomotricidad y educación

Desde esta perspectiva conviene pensar, por ejemplo, la habilidad o la inhabilidad manual, las características de la prensión, las actividades práxicas inscriptas en el proceso de construcción de una mano, atendiendo el despliegue de la función motriz anudada al deseo de este niño, puesta en juego en el acto gráfico. Analizaremos los modos en los que el niño dispone de los instrumentos dados por la maduración en el escenario cultural (escuela) que lo demanda desde un lugar de alumno, y desde esta posición llevaremos adelante las estrategias con el niño, con la maestra de clase y con la familia.

Sostenemos que la Práctica Psicomotriz Educativa viene, en este contexto a funcionar como una pedagogía del cuerpo, en un intento de superar el paradigma basado en las competencias corporales, no solamente desde el enunciado teórico, sino a través del ejercicio de una práctica posible.

Mag. Ma. Jesús Huguet
Psicomotricista
Especialista en Atención Temprana

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Aprendizaje Basado en Proyectos

Aprender por proyectos

La escuela como espacio de conocimiento, intercambio y producción es un ámbito ideal para el aprendizaje basado en proyectos. Despertar el interés de los alumnos, motivarlos para aprender con otros es parte de una propuesta de enseñanza – aprendizaje que habilita el desarrollo de diferentes habilidades del pensamiento.

El conocimiento desde este enfoque, no es posesión del docente, sino el proceso de intercambio con el alumno por el cual se potencian las preguntas, se analizan problemas y/o situaciones y se busca información para avanzar hacia nuevas conclusiones. De esta manera, el estudiante participa activamente de los procesos cognitivos mientras el docente crea la situación de aprendizaje.

Esta propuesta genera que la comunidad escolar reflexione sobre qué, cómo y por qué están aprendiendo. La comunidad escolar como comunidad de aprendizaje, es una aspiración que debe concretarse en los diferentes espacios educativos.

¿Qué valor tiene el aprendizaje basado en proyectos?

Citar los valores que tiene el aprendizaje basado en proyectos (ABP) conduce a citar los beneficios de su aplicación y diseño en el aula:

  • Ayuda a que el educando transite con entusiasmo el pasaje de observador a protagonista activo, involucrado y creativo.
  • Genera el “aprender en sí” y el “aprender para” como rasgo para resolver diferentes situaciones.
  • Es un método esencialmente activo.
  • Dota de herramientas y estrategias para resolver problemas y posibilita un aprendizaje profundo sobre determinados contenidos o situaciones.
  • Los alumnos aprenden a pensar y trabajar de manera creativa e innovadora, desarrollan competencias tales como el trabajo en equipo, la toma de decisiones y la búsqueda de información.

En definitiva, promueve que los alumnos sean conscientes de sus pensamientos y de su capacidad de imaginación y generación de ideas.

¿Qué implica trabajar en proyectos?

Trabajar en proyectos habilita optimizar el aprendizaje de conocimientos, competencias y actitudes tanto como generar aprendizajes significativos.

Implica, entre muchos aspectos:

  • Pensar en el desarrollo de un proyecto como un camino a recorrer, como un itinerario con diferentes etapas que van desde la motivación al diseño de actividades.
  • Definir un objetivo concreto que dirija a la búsqueda de una solución o al conocimiento de la realidad de una situación.
  • Posibilitar el reconocimiento de un problema, buscar soluciones, enfrentar desafíos, e imaginar otras posibles alternativas.
  • Crear una instancia para analizar la efectividad de lo que se piensa y planifica, de formular y reformular, de asentir y disentir.
  • Reflexionar, ser críticos, evaluar lo actuado, aprender de los errores, planificar a futuro.
  • Intercambiar ideas y desarrollar la creatividad.
  • Cumplir con cinco pilares básicos: registrar, sistematizar, comunicar, evaluar y reflexionar.
  • Abordar proyectos genuinos, auténticos.
  • Planificar, estructurar un trabajo y elaborar un producto.

Razones para trabajar en proyectos a nivel escolar

  • Es un camino innovador y pedagógicamente potente para promover y motivar a los alumnos en el aprendizaje.
  • Es una herramienta útil para desarrollar la creatividad y diferentes habilidades de pensamiento.
  • Posibilita trabajar “con otros”, adoptando roles rotativos que ayudan a que el alumno se comprometa con su propio aprendizaje.
  • Conlleva hacer real la idea de que cada uno construye su propio aprendizaje desde el paradigma de que no lo hace solo, sino con otros y para otros.

Temática y edad

Todos los temas, las instancias y las propuestas pueden ser diseñadas para trabajar desde esta metodología siempre y cuando la situación sea motivadora y cobre sentido para quienes tienen que llevar adelante el proyecto.

Trabajar en proyectos es una propuesta que no tiene edad y puede adaptarse a diferentes modalidades según el nivel etario para el que se proponga.

Trabajar con otros es aprender haciendo

El espacio de aula en ABP adquiere otro significado ya que los alumnos tienen que trabajar en grupo, moverse, relacionarse con otros. Es así, que el aprendizaje basado en proyectos es una metodología que permite a los alumnos adquirir los conocimientos y competencias claves para el siglo XXI por medio de la elaboración de proyectos que dan respuesta a problemas de la vida real. Los alumnos se convierten en protagonistas de su propio aprendizaje y desarrollan y crecen en autonomía y responsabilidad. Son ellos los encargados de planificar, estructurar el trabajo y elaborar el proyecto para resolver la cuestión planteada. La labor docente está centrada en guiarlos y apoyarlos a lo largo del proceso.

La motivación es fundamental para el desarrollo de esta propuesta, tanto a nivel de alumnos como de docentes, es el camino para avanzar y consolidar el principio de que todos tenemos algo para enseñar a otros.

Desarrollar la capacidad de asombro y sorprenderse con los logros, manejar la frustración frente al error, avanzar y retroceder, ensayar y probar acciones propias y ajenas, es una pequeña parte de lo que se puede concretar con esta propuesta de ABP.

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Aprender a escribir

Enseñar a escribir en la educación secundaria

El título de esta nota alude a uno de los desafíos actuales de la Didáctica de la Lengua: la enseñanza de la escritura.

¿Qué entendemos por enseñar a escribir en la educación media? ¿Qué importancia tiene y qué desafíos presenta? En este espacio realizaremos algunas consideraciones teóricas y didácticas, con el propósito de divulgar un enfoque de enseñanza con el que pretendemos dar respuesta a este desafío.

Los modelos didácticos sobre la enseñanza de la escritura han ido variando históricamente según han ido evolucionando los desarrollos teóricos sobre la escritura, el aprendizaje y la enseñanza, así como también según las respuestas que la Didáctica de la Lengua como disciplina ha dado sobre la base de las investigaciones en este campo, frente a los desafíos y problemas que emergen de la práctica docente y de las situaciones de enseñanza y aprendizaje. En la actualidad, la escritura es considerada una actividad social, semiótica, y compleja desde el punto de vista cognitivo, en la que intervienen múltiples factores, por lo cual requiere de una fuerte intervención didáctica para ser desarrollada.

Algunos conceptos que fundamentan esta propuesta

Cabe mencionar a Olson[1], quien plantea que la cultura escrita es una condición social; al leer y escribir textos se participa de una “comunidad textual”, un grupo de lectores (y autores y oyentes) que comparten un modo de leer e interpretar un corpus de textos. Para ser letrado, dice el autor,  no basta con conocer palabras; debe aprenderse cómo participar en el discurso de alguna comunidad textual. Y eso implica conocer qué textos son importantes, cómo deben leerse y escribirse.

Los géneros de texto constituyen los formatos con los cuales interactuamos con el lenguaje en diversas ámbitos sociales y situaciones de comunicación. Se aprenden en tanto las personas participamos de las esferas sociales en las que estos textos circulan. Es por eso que la educación formal tiene como fin enseñarlos, como modo de promover una participación democrática en la vida social,  para la cual el dominio de ciertos  géneros de texto es un factor de inclusión.

Especialmente la escritura constituye una herramienta intelectual. Como señala Ciapuscio[2] (2003), posibilita el distanciamiento y la objetivación del propio discurso, lo que le permite al escritor evaluar su texto desde una perspectiva próxima a la de un lector externo. Ese distanciamiento permite a su vez una revisión crítica de las propias ideas. Por eso se le atribuye a la interiorización de la escritura un incidencia fundamental en la transformación de los procesos de pensamiento.

La escuela secundaria tiene entonces, como una de sus funciones más importantes, la de promover la incorporación de los estudiantes y futuros ciudadanos en la cultura letrada. Esto implica la enseñanza de los géneros textuales secundarios, en términos de Bajtin[3], propios de la comunicación social elaborada: los textos de la exposición del conocimiento científico , los de la creación literaria, los de la argumentación social, entre otros.

La intervención didáctica del docente es clave para poner a disposición y enseñar a  leer y a escribir estos géneros complejos. En la medida en que las personas participan  en distintas actividades sociales, en contextos en los que la comunicación  es más elaborada, y principalmente escrita, usan el lenguaje en configuraciones textuales más sofisticadas. Es decir que el desarrollo del lenguaje no se reduce al aprendizaje de la lengua como código, porque de este saber no se desprende que las personas puedan comprender y producir  los géneros  propios de la cultura letrada.

Un curso de lengua  tiene como propósito fundamental la enseñanza de la escritura. Pero no basta con escribir, sino que hay que reflexionar sobre lo que se escribe, hay que aprender cómo son esos géneros discursivos, y qué razonamientos desarrollar como lectores y escritores de los mismos. Para ello es  necesario que los alumnos participen en actividades de escritura de textos pertenecientes a ámbitos diversos de la interacción social, y que los docentes seleccionen los contenidos de lengua a enseñar, necesarios  para que los estudiantes se apropien de los mismos como recursos para ejercer control sobre algunos aspectos de la escritura.

El proyecto de enseñanza de la lengua en el Colegio Kennedy

¿Cómo desarrollamos el proyecto de enseñanza de la lengua desde los cursos de Español?

Para llevarlo a cabo en el colegio desarrollamos un instrumento didáctico que denominamos “Secuencia didáctica con eje en la escritura”. El texto final es el producto de un proceso de ideación, de reflexión, revisión y experimentación con el lenguaje, en el que el docente tiene una fuerte intervención didáctica.

¿Cuáles son los géneros a enseñar y cómo hacerlo?

En los cursos incorporamos los géneros de la literatura, los de exposición del conocimiento en la escolarización, los de la divulgación de la información y los de la argumentación, porque responden a prácticas sociales diversas, sofisticadas,  y porque en ellos se concretan los formatos de organización semántica  implicados en la actividad discursiva: la narración, la explicación, la argumentación, la descripción y el diálogo.

Para que los conceptos gramaticales pueden ponerse al servicio de la interpretación y de la escritura, partimos de observaciones lingüísticas en los textos, que generan la necesidad  de adquirir conocimientos metalingüísticos. Para enseñar los conceptos gramaticales salimos del texto y abrimos un “paréntesis gramatical”, o más de uno, para volver al texto luego con herramientas conceptuales con las que mirarlos. La reflexión metalingüística atraviesa toda la secuencia didáctica.

Taller de escritura

En el año 2012 diseñamos una modalidad de trabajo diferente. Incorporamos dos horas semanales a los cursos de primero y de segundo año, espacio que denominamos el taller, en el que trabajamos en dos subgrupos de no más de doce alumnos.

Allí los estudiantes escriben, trabajan en equipo, consultan libros y diccionarios, navegan en internet, piden ayuda a su profesor, comparten y analizan sus textos, experimentan con el lenguaje. Este es un ambiente de trabajo compartido, en el que se vive la experiencia de escribir.

El taller nos da la oportunidad de un tiempo de clase más personalizado y el desarrollo de proyectos más extensos y complejos, en los que los estudiantes son protagonistas de su aprendizaje.

Nuestro  proyecto se  ha constituido en un modelo novedoso y probadamente eficaz, ya que la evolución de los procesos escriturales de los alumnos ha sido evaluada como muy positiva y avalada por la  propia percepción que  tienen  los estudiantes sobre sus  avances en la escritura. Es por eso que hemos compartido esta experiencia en este espacio, para ponernos en diálogo con otros docentes o instituciones interesadas en el tema.

————————————————————————————————–Mira el vídeo: Aprender a escribir, convertirse en Dueños de la Palabra.

[1] OLSON,D. (1998). El mundo sobre el papel. Gedisa. Barcelona.

[2] CIAPUSCIO,G. (2002). El lugar de la gramática en la producción de textos. Universidad de Buenos Aires. Conicet.

[3] BAJTIN, M. (2002). “Estética de la creación verbal”,.Bs. As.. Siglo XXI.

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Los desafíos de aprender inglés

Hoy en día, la importancia de aprender idiomas para participar activamente de la construcción de este mundo globalizado e híper-conectado es incuestionable.  Pero es también, y ante todo, una oportunidad de revalorizar nuestra propia cultura, acercándonos a otra que, por sus distintas maneras de representarse el mundo, nos interpela y nos ayuda a afirmarnos en nuestra propia identidad.  Acercar a los niños a estas actitudes frente al aprendizaje de un idioma extranjero es una responsabilidad y un gran desafío para cualquier institución educativa.

Actualmente y por múltiples causas, el inglés es el idioma adoptado por la mayoría de los países como opción de aprendizaje de una segunda lengua y se ha ganado, a través de los años, el  carácter de lingua franca global.

Cualquiera sea la lengua que hablemos, esta no es más –ni menos- que una de las más complejas y valiosas herramientas con las que contamos los sujetos para movernos en sociedad, para construir sociedad.  Corolario de esta complejidad, son los desafíos que se le presentan a quién quiera embarcarse en la apasionante aventura de hacerlo.

Las oportunidades de exposición a la lengua

En nuestra sociedad hispanoparlante, son pocas las oportunidades que encontramos, fuera del contexto escolar, para utilizar la lengua inglesa.  Debido a la globalización y el vertiginoso desarrollo y masificación de los medios de comunicaciones, hoy los sujetos cuentan con abundantes oportunidades de exponerse al idioma inglés. Principalmente, de escucharlo o leerlo.  Sin embargo, pocas son aquellas oportunidades en las que los mismos pueden poner en juego sus conocimientos para expresarse tanto oralmente como por escrito.

Por eso resulta fundamental que en el ámbito escolar se ofrezca a los aprendientes la oportunidad de expresarse. La posibilidad de construir su oralidad poniendo en juego sus hipótesis sobre el funcionamiento de la lengua en situaciones comunicativas y significativas para ellos.  Estas oportunidades se verán enriquecidas si el cuerpo docente que los acompaña en el proceso adopta un abordaje dialógico (Alexander, 2004),  en el que la interacción sea el centro mismo del proceso de aprendizaje.  Esta interacción asistida por el docente en su rol de experto, ayudará al aprendiente a generar los recursos lingüísticos necesarios para comunicarse oralmente con eficiencia.

Entre la fluidez y la precisión

A hablar se aprende hablando y a escribir se aprende escribiendo.  Para el aprendizaje de una segunda lengua, como para cualquier tipo de aprendizaje, es necesario generar un clima de trabajo en el que el aprendiente se sienta respetado y valorado en su hacer o en su decir.  Ofrecer las oportunidades de expresarse y ofrecer una escucha paciente y colaborativa donde el error se tome con naturalidad y humor, es una condición sine qua non para generar en el sujeto el deseo de utilizar la lengua.  Es este clima de trabajo y las oportunidades ofrecidas, las que generan las condiciones para desarrollar fluidez en el uso de la lengua.

Si bien la fluidez es vital para la expresión, la búsqueda de precisión en el uso de las formas lingüísticas también debería guiar el proceder docente en su rol de mediador entre el aprendiz y el conocimiento.  Es por esta razón que la reflexión metalingüística debería ocupar un rol fundamental en las aulas de enseñanza del inglés.  La capacidad de nombrar estructuras lingüísticas nos da la posibilidad de reflexionar sobre ellas, sobre la manera en la que los usuarios competentes las manejan para obtener lo que desean de una situación comunicativa.

Un abordaje que entienda que aprender un idioma y perfeccionarse en él es ir ampliando nuestro repertorio lingüístico para ganar en independencia y exigir cada vez menos de la asistencia de nuestros interlocutores para expresar nuestras ideas, será un abordaje que valore en el uso de esta lengua tanto la precisión como la fluidez.

Una ortografía poco transparente

Uno de los mayores desafíos de aprender inglés es la adquisición de la lectoescritura en la lengua meta.  A diferencia del español, el inglés tiene una ortografía muy poco transparente, la relación entre la grafía de una palabra y su enunciación verbal es muy poco regular y, por lo tanto, muy poco predecible.   La escritura de las palabras no ayuda a predecir su pronunciación; la pronunciación de las mismas poco indica la manera en la que deben escribirse.

Esto es, debemos aprender, por cada palabra, dos registros, uno oral –pronunciación- y uno escrito.

Esta característica de la lengua es un gran desafío para los aprendientes.  La máxima exposición a la lengua, tanto oral como escrita, la lectura en voz alta – modelada y asistida-, la lectura conjunta y todo juego que ronde en torno a la revisión de palabras serán fundamentales para que el sujeto adquiera la lectoescritura en inglés y alcance una velocidad lectora que redunde en una mejor comprensión de los textos.

Entre la madurez cognitiva y los recursos lingüísticos

Aquellos quienes deciden aprender inglés como lengua extranjera, se acercan a dicho aprendizaje dominando otra lengua, su lengua madre.  Su madurez cognitiva les da acceso a pensamientos complejos que el buen manejo de su lengua materna les ayuda a vehiculizar, comprender o transmitir.  Otro es el caso de las ideas con las que, lingüísticamente, puede operar en la lengua que está aprendiendo.

Muchas teorías didácticas tienden a simplificar los textos a los que exponen a los aprendientes en el supuesto de que esta es la mejor forma de ir acercándose al pensamiento complejo que solo vendrá una vez que los aprendientes manejen estructuras más complejas.  Otras teorías lingüísticas y didácticas adoptan la opción contraria.  Deciden concentrar su oferta de textos a abordar utilizando como principal criterio de elección la madurez cognitiva y los intereses de los aprendientes. De esta manera buscan los recursos para aceptar el reto de asistir al aprendiente en su intento de acceder a ellos trabajando sobre la complejidad ofreciendo recursos y estrategias para lidiar con ella.

De lo cotidiano a lo académico

La habilidad para manejar registros lingüísticos es un desafío para todo niño, incluso en su lengua materna.  Es un proceso que tiene que ver con el desarrollo y la madurez cognitiva pero que debe estar, también, asistido por la oferta educativa y lingüística que las instituciones realizan.  Brindar oportunidades de que los niños trabajen y reflexionen en clase sobre contenidos científicos y literarios debería ser una preocupación para toda escuela que pretenda formar usuarios competentes tanto en lengua materna como en una segunda lengua.  Trabajar con temas de ciencia acerca a los niños a las distintas formas de pensar, organizar y exponer los pensamientos que hacen a las distintas comunidades  científicas.

La escuela es, en este sentido, el mejor laboratorio lingüístico.  Es el lugar en el que el niño experimenta con la lengua y ensaya maneras de ir aproximándose a la manera de pensar y expresarse que se aparta del “aquí y ahora” que supone lo cotidiano.  Esta distancia le impulsará a desarrollar estrategias para hacer un uso del lenguaje más explícito, abstracto que le habilite a hacer referencia a contenidos que no están en su contexto más cercano.

A modo de conclusión

Varios son los desafíos que el aprendizaje de una lengua extranjera implica. Cualquier desafío se vuelve abordable y hasta disfrutable cuando se enfrenta de manera colectiva, cuando contamos con alguien que puede anticiparlo, ofrece la oportunidad de discutir la mejor manera de hacerle frente, acepta nuestros errores y nos ayuda a reformular nuestras hipótesis para mejor entender lo que nos pasa.  El aprendizaje de una segunda lengua es un camino en el que vamos adquiriendo gradualmente las estrategias para volvernos cada vez más independientes de e nuestros interlocutores para expresar nuestras ideas con claridad.  La oferta educativa que hagamos y el docente, como primer interlocutor paciente y entusiasta que acompaña al niño en este proceso, tendrán un rol destacado en este proceso.

Mira el vídeo: Proyecto Inglés

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Qué es y por qué de un Bachillerato Pre-universitario

Los Bachilleratos en la actualidad

El S. XXI se presenta como un escenario de grandes transformaciones y desafíos en todos los órdenes de la vida donde el conocimiento adquiere un papel relevante para alcanzar un desarrollo más pleno de las personas y sociedades.

Las nuevas demandas y necesidades sociales hacen que la educación se constituya en una herramienta fundamental para la comprensión, manejo y transformación de la realidad alejando la posibilidad de quedar excluido de la dinámica de esos cambios acelerados.

Estos supuestos hacen necesario pensar a la educación como actividades que trasciendan la mera reproducción y almacenamiento de saberes, priorizando aquellos modelos de enseñanza que motiven, movilicen y den sentido al aprender como un proceso necesario para toda la vida.

Aprender toda la vida

Asumir una actitud y disposición de “aprender toda la vida” requiere, sin dudas, de la transmisión y adquisición de contenidos potentes y significativos, así como también del desarrollo de habilidades y capacidades que hagan posible su comprensión y conexión crítica de las ideas, opiniones y argumentos.

Estos propósitos solo podrán materializarse si se promueve el desarrollo de un pensamiento crítico, potencialidad que se encuentra presente y latente en todos los estudiantes. No obstante, su desarrollo no se produce espontáneamente, sino que es el resultado de actividades desafiantes en lo personal y en lo académico.

Los diversos caminos en la reconstrucción del conocimiento académico

En este sentido, es que a una sólida formación académica, debe acompañarse y potenciarse con proyectos de profundización e investigación disciplinar (debates, ferias de ciencias, trabajos de corte monográfico, propuestas interdisciplinarias) proyectos de socialización y convivencia (campamentos, cursos de animadores), proyectos de vida (orientación educativa, encuentro con profesionales, salidas a centros de investigación, universidades, etc.) y programas puntuales de acción solidaria frente a realidades sociales que lo demanden.

Características de nuestro Bachillerato Pre-universitario

En base a estas premisas y prácticas, concebimos el bachillerato como un ciclo que:

  • Ofrezca garantías de formación y aprendizajes que habiliten la consecución de estudios terciarios.
  • Estimule la construcción de un pensamiento crítico, autónomo, argumentativo, respecto al conocimiento, la realidad, las opiniones de otros y acciones propias o ajenas.
  • Acompañe a los jóvenes en la asunción de las responsabilidades inherentes a un estudiante: hábitos de estudio, corresponsabilidad, autonomía, asiduidad, puntualidad, cumplimiento de las normativas institucionales.
  • Brinde espacios para pensar y pensarse como ser singular y social capaz de construir su historia y participar en la construcción de un mundo mejor.
  • Promueva la construcción de una ética de actuación frente a las demandas curriculares, los vínculos interpersonales y la vida.
  • Atienda las dificultades específicas e inespecíficas “de y en” el aprendizaje estableciendo hojas de ruta para la atención y el seguimiento en la que deberán involucrarse y proponer acciones los docentes y técnicos de la Institución y, de ser necesarios, externos con los que se deberán definir campos de acción y protocolos de actuación.

Avanzar hacia el futuro

En síntesis, el bachillerato debe considerarse como una etapa de finalización de la enseñanza secundaria que acompañe y favorezca el desarrollo de las capacidades cognitivas, afectivas y sociales de los y las adolescentes.

Un ámbito que les permita comprender y valorar el conocimiento y la necesidad de continuar formándose como condición ineludible para una inserción crítica y activa en el complejo mundo que le tocará vivir.


Conoce más del proyecto de Secundaria, mira el vídeo de Ciclo Básico Dueños de la Palabra

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Filosofía para Niños

Filosofía para Niños es un proyecto pedagógico apasionante que involucra a las infancias y a los docentes en encuentros que permiten pensar juntos en torno a temas filosóficos, con el objetivo educativo de desarrollar habilidades para la vida y para la convivencia.

Esta propuesta implica mover el eje de las prácticas educativas expositivas hacia un modelo de prácticas en las que el maestro indaga junto a los niños, guiándolos en su trayecto en la búsqueda de respuestas y de nuevas preguntas que activen sus deseos de aprender. Un maestro que es capaz de guiar hacia la investigación, hacia la reflexión y hacia la búsqueda de nuevas preguntas es un maestro que ha comenzado a comprender las necesidades del siglo XXI, es un maestro que ha comenzado a pensar-se, a sentir-se reflexionado sobre qué podemos enseñar y en qué sentido podemos –quizá debería decir “debemos”- educar a nuestros niños y jóvenes.

Pensarnos como docentes, pensarnos junto a las infancias

Como adultos somos cada día más conscientes del mundo de incertidumbres que nos rodea, no sabemos  -por ejemplo- cuáles serán las profesiones que permitirán que nuestros hijos y nietos se desarrollen en el mundo del trabajo, no sabemos cómo será el mundo, en qué casas viviremos, cómo serán los autos, cuáles serán los perfiles que los directivos de las empresas preferirán a la hora de seleccionar personal, qué características tendrán los líderes mundiales,  cómo será nuestra relación con los animales, cuáles serán los saberes necesarios para ser competente y por sobre todo cuáles serán los saberes necesarios para ser felices.  Sabemos sí que hay muchas preguntas que –al igual que las anteriores- no sabemos responder. El mundo cambia a velocidad vertiginosa.

La educación no puede seguir siendo exclusivamente una fuente de información, sino que tiene que ofrecer a los niños oportunidades de desarrollarse creativamente para poder actuar en este mundo de incertidumbre que no es sólo futuro, sino también presente. Nuestros niños han crecido en este mundo incierto, necesitan que como adultos logremos cumplir con nuestro rol de guías para poder orientarlos y acompañarlos a desarrollar habilidades que les permitan una vida plena. Somos conscientes, entonces, que esas habilidades son diferentes que las que nosotros necesitamos en nuestra infancia y en nuestra juventud. La educación que ofrecemos, debe entonces incorporar estas nuevas infancias y adolescencias y debe dimensionar sus necesidades presentes  y futuras.  Ya no alcanza con lo que nosotros aprendimos, necesitan más y lo necesitan antes.

Nuevas infancias y adolescencias

Otra cosa que sabemos con certeza es que nuestros niños son diferentes a como éramos nosotros, manejan mucha información, la procesan diferente, se relacionan diferente entre ellos y con el mundo adulto, muchas veces viven mediados por pantallas,  llenos de actividades, y  tememos que no tengan la capacidad crítica necesaria para discernir y saber elegir entre la diversidad de opciones del mundo que nos circunda.

Sabemos también que a elegir se aprende eligiendo, que a pensar se aprende pensando, que para poder desarrollarnos tanto nosotros como las niñas y niños necesitamos pensar e intentar dar respuesta a preguntas como por ejemplo: ¿Qué tipo de persona quiero ser y en qué mundo quiero vivir?

El hecho de intentar dar respuesta a estas preguntas no puede ser un ejercicio para el futuro, sino que entendemos que se debe constituir como un ejercicio de construcción cotidiana desde el momento de la infancia y que la escuela debe estar activamente involucrada en esta construcción.

Dialogando juntos

Las comunidades de diálogo que se desarrollan en los espacios de Filosofía para Niños permiten que junto a  sus compañeros cada niño, cada niña aprenda a escuchar, a esperar turno, a mirar a los ojos a quien está hablando. O sea, aprende a respetar desde un ejercicio ético activo. Cuando dialogamos necesitamos que nuestras ideas sean comprendidas, por lo tanto necesitamos expresarlas con claridad y necesitamos argumentar  y explicitar la razón de nuestras afirmaciones. Así nos damos cuenta –además- que en el diálogo nos encontramos con la opinión diferente, encontramos  la diversidad de ideas y comenzamos  a darnos cuenta que pueden existir alternativas y opciones que no habíamos pensado, comenzamos a elegir.

Comenzamos  a darnos cuenta que nuestras ideas adquieren fuerza y se potencian cuando son cuestionadas, aprendemos a pensarse. Por eso las comunidades educativas que filosofan se transforman en verdaderas comunidades de aprendizaje y de relacionamiento ético. Se aprende a ser éticos desde la práctica del respeto mutuo.  Ponemos en juego las ideas, respetando las personas.

Desde estas prácticas damos coherencia al proyecto ya que como educadores, vamos concretando lo que les pedimos a nuestros niños: pensar juntos, de manera coordinada, respetuosa y en diálogo. Creemos que desde este lugar habitado por la coherencia entre la pedagogía y la ética, vamos tejiendo los sentidos que nos permitirán vivir mejor en un mundo de incertidumbres, creemos que pensándonos día a día como educadores no sólo podemos dar respuesta a la pregunta ¿Qué tipo de persona quiero ser y en qué mundo quiero vivir?,  sino que también podemos hacer foco en ¿Qué tipo de docente quiero ser y en qué mundo quiero educar?

Filosofía en el Kennedy

Los espacios filosóficos con las infancias que se desarrollan en el Colegio Kennedy son maravillosas excepciones dentro de la educación uruguaya. Las maestras que se autodenominaron “Persensantes” constituyen una comunidad de diálogo que indaga sobre temáticas pedagógicas y  didácticas para acercar a los niños cada semana momentos de profunda reflexión.  Esto –que se dice tan fácil- implica que los docentes revisen sus prácticas habituales para poder ofrecer a los niños encuentros en los que a partir de variados recursos de carácter multicultural como son el arte, la narrativa, el juego, el cine  y muchísimos otros; acompañan a los niños a través del diálogo en el desarrollo del pensamiento crítico, el pensamiento creativo y la reflexión ética.

Este proceso es guiado por docentes que se han formado en el desarrollo de las prácticas filosóficas. En el Colegio Kennedy he tenido la oportunidad de acompañar al grupo de las maestras “Persensantes” a lo largo de su formación en Filosofía para Niños y este año estoy además acompañando en la planificación y diseño de las actividades que realizan con los niños. Hemos desarrollado también dos salas con todos los maestros del Kennedy con el objetivo de que todos los maestros tengan una formación en Filosofía e Infancias y estén en condiciones de acompañar los procesos de los estudiantes.

Prof. Magister Laura Curbelo

Asesora Colegio Kennedy- Área de Filosofía para Niños