Los Bachilleratos en la actualidad
El S. XXI se presenta como un escenario de grandes transformaciones y desafíos en todos los órdenes de la vida donde el conocimiento adquiere un papel relevante para alcanzar un desarrollo más pleno de las personas y sociedades.
Las nuevas demandas y necesidades sociales hacen que la educación se constituya en una herramienta fundamental para la comprensión, manejo y transformación de la realidad alejando la posibilidad de quedar excluido de la dinámica de esos cambios acelerados.
Estos supuestos hacen necesario pensar a la educación como actividades que trasciendan la mera reproducción y almacenamiento de saberes, priorizando aquellos modelos de enseñanza que motiven, movilicen y den sentido al aprender como un proceso necesario para toda la vida.
Aprender toda la vida
Asumir una actitud y disposición de “aprender toda la vida” requiere, sin dudas, de la transmisión y adquisición de contenidos potentes y significativos, así como también del desarrollo de habilidades y capacidades que hagan posible su comprensión y conexión crítica de las ideas, opiniones y argumentos.
Estos propósitos solo podrán materializarse si se promueve el desarrollo de un pensamiento crítico, potencialidad que se encuentra presente y latente en todos los estudiantes. No obstante, su desarrollo no se produce espontáneamente, sino que es el resultado de actividades desafiantes en lo personal y en lo académico.
Los diversos caminos en la reconstrucción del conocimiento académico
En este sentido, es que a una sólida formación académica, debe acompañarse y potenciarse con proyectos de profundización e investigación disciplinar (debates, ferias de ciencias, trabajos de corte monográfico, propuestas interdisciplinarias) proyectos de socialización y convivencia (campamentos, cursos de animadores), proyectos de vida (orientación educativa, encuentro con profesionales, salidas a centros de investigación, universidades, etc.) y programas puntuales de acción solidaria frente a realidades sociales que lo demanden.
Características de nuestro Bachillerato Pre-universitario
En base a estas premisas y prácticas, concebimos el bachillerato como un ciclo que:
- Ofrezca garantías de formación y aprendizajes que habiliten la consecución de estudios terciarios.
- Estimule la construcción de un pensamiento crítico, autónomo, argumentativo, respecto al conocimiento, la realidad, las opiniones de otros y acciones propias o ajenas.
- Acompañe a los jóvenes en la asunción de las responsabilidades inherentes a un estudiante: hábitos de estudio, corresponsabilidad, autonomía, asiduidad, puntualidad, cumplimiento de las normativas institucionales.
- Brinde espacios para pensar y pensarse como ser singular y social capaz de construir su historia y participar en la construcción de un mundo mejor.
- Promueva la construcción de una ética de actuación frente a las demandas curriculares, los vínculos interpersonales y la vida.
- Atienda las dificultades específicas e inespecíficas “de y en” el aprendizaje estableciendo hojas de ruta para la atención y el seguimiento en la que deberán involucrarse y proponer acciones los docentes y técnicos de la Institución y, de ser necesarios, externos con los que se deberán definir campos de acción y protocolos de actuación.
Avanzar hacia el futuro
En síntesis, el bachillerato debe considerarse como una etapa de finalización de la enseñanza secundaria que acompañe y favorezca el desarrollo de las capacidades cognitivas, afectivas y sociales de los y las adolescentes.
Un ámbito que les permita comprender y valorar el conocimiento y la necesidad de continuar formándose como condición ineludible para una inserción crítica y activa en el complejo mundo que le tocará vivir.
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