aprender a escribir

Aprender a escribir

Enseñar a escribir en la educación secundaria

El título de esta nota alude a uno de los desafíos actuales de la Didáctica de la Lengua: la enseñanza de la escritura.

¿Qué entendemos por enseñar a escribir en la educación media? ¿Qué importancia tiene y qué desafíos presenta? En este espacio realizaremos algunas consideraciones teóricas y didácticas, con el propósito de divulgar un enfoque de enseñanza con el que pretendemos dar respuesta a este desafío.

Los modelos didácticos sobre la enseñanza de la escritura han ido variando históricamente según han ido evolucionando los desarrollos teóricos sobre la escritura, el aprendizaje y la enseñanza, así como también según las respuestas que la Didáctica de la Lengua como disciplina ha dado sobre la base de las investigaciones en este campo, frente a los desafíos y problemas que emergen de la práctica docente y de las situaciones de enseñanza y aprendizaje. En la actualidad, la escritura es considerada una actividad social, semiótica, y compleja desde el punto de vista cognitivo, en la que intervienen múltiples factores, por lo cual requiere de una fuerte intervención didáctica para ser desarrollada.

Algunos conceptos que fundamentan esta propuesta

Cabe mencionar a Olson[1], quien plantea que la cultura escrita es una condición social; al leer y escribir textos se participa de una “comunidad textual”, un grupo de lectores (y autores y oyentes) que comparten un modo de leer e interpretar un corpus de textos. Para ser letrado, dice el autor,  no basta con conocer palabras; debe aprenderse cómo participar en el discurso de alguna comunidad textual. Y eso implica conocer qué textos son importantes, cómo deben leerse y escribirse.

Los géneros de texto constituyen los formatos con los cuales interactuamos con el lenguaje en diversas ámbitos sociales y situaciones de comunicación. Se aprenden en tanto las personas participamos de las esferas sociales en las que estos textos circulan. Es por eso que la educación formal tiene como fin enseñarlos, como modo de promover una participación democrática en la vida social,  para la cual el dominio de ciertos  géneros de texto es un factor de inclusión.

Especialmente la escritura constituye una herramienta intelectual. Como señala Ciapuscio[2] (2003), posibilita el distanciamiento y la objetivación del propio discurso, lo que le permite al escritor evaluar su texto desde una perspectiva próxima a la de un lector externo. Ese distanciamiento permite a su vez una revisión crítica de las propias ideas. Por eso se le atribuye a la interiorización de la escritura un incidencia fundamental en la transformación de los procesos de pensamiento.

La escuela secundaria tiene entonces, como una de sus funciones más importantes, la de promover la incorporación de los estudiantes y futuros ciudadanos en la cultura letrada. Esto implica la enseñanza de los géneros textuales secundarios, en términos de Bajtin[3], propios de la comunicación social elaborada: los textos de la exposición del conocimiento científico , los de la creación literaria, los de la argumentación social, entre otros.

La intervención didáctica del docente es clave para poner a disposición y enseñar a  leer y a escribir estos géneros complejos. En la medida en que las personas participan  en distintas actividades sociales, en contextos en los que la comunicación  es más elaborada, y principalmente escrita, usan el lenguaje en configuraciones textuales más sofisticadas. Es decir que el desarrollo del lenguaje no se reduce al aprendizaje de la lengua como código, porque de este saber no se desprende que las personas puedan comprender y producir  los géneros  propios de la cultura letrada.

Un curso de lengua  tiene como propósito fundamental la enseñanza de la escritura. Pero no basta con escribir, sino que hay que reflexionar sobre lo que se escribe, hay que aprender cómo son esos géneros discursivos, y qué razonamientos desarrollar como lectores y escritores de los mismos. Para ello es  necesario que los alumnos participen en actividades de escritura de textos pertenecientes a ámbitos diversos de la interacción social, y que los docentes seleccionen los contenidos de lengua a enseñar, necesarios  para que los estudiantes se apropien de los mismos como recursos para ejercer control sobre algunos aspectos de la escritura.

El proyecto de enseñanza de la lengua en el Colegio Kennedy

¿Cómo desarrollamos el proyecto de enseñanza de la lengua desde los cursos de Español?

Para llevarlo a cabo en el colegio desarrollamos un instrumento didáctico que denominamos “Secuencia didáctica con eje en la escritura”. El texto final es el producto de un proceso de ideación, de reflexión, revisión y experimentación con el lenguaje, en el que el docente tiene una fuerte intervención didáctica.

¿Cuáles son los géneros a enseñar y cómo hacerlo?

En los cursos incorporamos los géneros de la literatura, los de exposición del conocimiento en la escolarización, los de la divulgación de la información y los de la argumentación, porque responden a prácticas sociales diversas, sofisticadas,  y porque en ellos se concretan los formatos de organización semántica  implicados en la actividad discursiva: la narración, la explicación, la argumentación, la descripción y el diálogo.

Para que los conceptos gramaticales pueden ponerse al servicio de la interpretación y de la escritura, partimos de observaciones lingüísticas en los textos, que generan la necesidad  de adquirir conocimientos metalingüísticos. Para enseñar los conceptos gramaticales salimos del texto y abrimos un “paréntesis gramatical”, o más de uno, para volver al texto luego con herramientas conceptuales con las que mirarlos. La reflexión metalingüística atraviesa toda la secuencia didáctica.

Taller de escritura

En el año 2012 diseñamos una modalidad de trabajo diferente. Incorporamos dos horas semanales a los cursos de primero y de segundo año, espacio que denominamos el taller, en el que trabajamos en dos subgrupos de no más de doce alumnos.

Allí los estudiantes escriben, trabajan en equipo, consultan libros y diccionarios, navegan en internet, piden ayuda a su profesor, comparten y analizan sus textos, experimentan con el lenguaje. Este es un ambiente de trabajo compartido, en el que se vive la experiencia de escribir.

El taller nos da la oportunidad de un tiempo de clase más personalizado y el desarrollo de proyectos más extensos y complejos, en los que los estudiantes son protagonistas de su aprendizaje.

Nuestro  proyecto se  ha constituido en un modelo novedoso y probadamente eficaz, ya que la evolución de los procesos escriturales de los alumnos ha sido evaluada como muy positiva y avalada por la  propia percepción que  tienen  los estudiantes sobre sus  avances en la escritura. Es por eso que hemos compartido esta experiencia en este espacio, para ponernos en diálogo con otros docentes o instituciones interesadas en el tema.

————————————————————————————————–Mira el vídeo: Aprender a escribir, convertirse en Dueños de la Palabra.

[1] OLSON,D. (1998). El mundo sobre el papel. Gedisa. Barcelona.

[2] CIAPUSCIO,G. (2002). El lugar de la gramática en la producción de textos. Universidad de Buenos Aires. Conicet.

[3] BAJTIN, M. (2002). “Estética de la creación verbal”,.Bs. As.. Siglo XXI.