comunicación centennial

La comunicación centennial

LA COMUNICACIÓN CENTENNIAL

En tiempos de comunicación e híper-conectividad hay una generación joven, decidida y comprometida que ha aterrizado en el mundo promoviendo cambios: la generación centennial. El grupo de personas comprendidas en la Generación Z, o post-millennial, abarca niños y adolescentes de entre 5 y 19 años. Mientras algunos delimitan el año 1997 como punto de partida, otros hacen referencia al año 2000.

Lo cierto es que las características que definen a estos jóvenes, son muy diferentes a las de su generación anterior. Por este motivo, los centennials son hoy, una generación de especial estudio. Debido a que parte de ellos ingresa al mundo laboral, y dado que la mayoría transita los primeros años de aprendizaje es importante atender cómo se caracterizan y cuáles son sus planes a futuro.

Fundamentalmente por su esencia como nativos digitales, representan un cambio de paradigma en su forma de comunicarse. Conocer el tipo de comunicación que sostienen es parte de afianzar los lazos con ellos.

Características Generación Z

A diferencia de sus antepasados millennials, los centennials tienen como característica principal no conocer un mundo sin tecnología de acceso inmediato y móvil a internet. Mientras la Generación millennial supo convivir y adaptarse progresivamente a los avances de las tecnologías de comunicación, la Generación Z es esencialmente nativa digital.

Características principales de la comunicación centennial:

Móviles. Los Centennials utilizan permanentemente sus celulares como una herramienta de comunicación y gestión sólida. No significa que no tengan una mirada crítica sobre las tecnologías y el uso que le dan. Precisamente, el valerse de las tecnologías como nativos puede favorecer en el análisis del uso de las mismas.

Multitarea. Pueden realizar varias tareas al mismo tiempo. Se caracterizan por tener la capacidad de atender a más de un dispositivo simultáneamente. De todos modos, perciben los aspectos negativos de la permanencia prolongada frente a las pantallas.

Sociales. Utilizan las redes sociales con funcionalidades instantáneas y efímeras. Prefieren aquellas redes que favorecen la interacción inmediata y cuya información no perdura en el tiempo. Tienden a ser cuidadosos y críticos sobre la información que comparten en línea. Es un ejemplo Snapchat e Instagram stories y el alejamiento de Facebook. Siendo las primeras caracterizadas por compartir la información de forma temporal y la última apostar a la permanencia.

Autodidactas y creativos. Debido a las posibilidades que les brinda el pleno acceso a internet, estos jóvenes suelen buscar soluciones e ideas en el mundo digital. La híper-conexión favorece el intercambio y la creatividad a la hora de pensar nuevas ideas. El hecho de poder acceder a mucha información, desafía la creatividad estimulando la búsqueda de la originalidad.

Comprometidos y altruistas. Los valores relacionados a la diversidad, la ecología y los conflictos sociales los ocupan. Aunque muchas de sus batallas puedan iniciarse a través de la virtualidad, no implica que estos jóvenes no se conmuevan ni preocupen por diferentes causas sociales. El debate e intercambio de ideas forma parte de su día a día y los principios de la tolerancia y respeto son altamente valorados.

Familia, Educación y Centennials

De esta manera, es que diferentes áreas de investigación se han concentrado en la generación Y. Al tratarse de un grupo etario joven y esencialmente distinto a los anteriores, es que sus hábitos de consumo, su forma de comunicarse y motivaciones son de interés para el marketing, la psicología y sociología. Desde este punto de vista, forma parte fundamental en la crianza de los jóvenes comprender sus características y colaborar en su formación.

Las familias de los jóvenes centennial, pueden tener ciertos cuestionamientos y dudas acerca de su comportamiento y hábitos. Es pertinente pensar en nuestras diferencias para mejorar la comunicación entre generaciones y colaborar en sus procesos de crecimiento. Precisamente sobre los contrastes es que el intercambio se enriquece y las posibilidades se amplían. Mantener una postura de tolerancia y escucha, repercute favorablemente en la comunicación.

Asimismo, en las instituciones educativas, resulta fundamental considerar el tipo de comunicación que mantienen los jóvenes. Contemplar sus características principales, y atender qué dificultades y ventajas presenta, admite orientar los contenidos y la didáctica a la hora de enseñar. Algunas plataformas digitales, tecnologías y producciones audiovisuales, habilitan abordar distintas formas de aprendizaje e inclusive fomentar la motivación de los estudiantes. De esta manera, integrar las consideraciones de los adolescentes en la comunicación colabora en su formación académica.

Sobre un buen uso de las tecnologías

Mantenerse informado sobre las tendencias de las tecnologías y formas de comunicación, fortalece el acercamiento y la conversación con los jóvenes. Y es desde ahí donde se puede encontrar herramientas para construir el intercambio.

El hecho de que los jóvenes posean una mirada crítica sobre el uso que le dan a internet, no implica que el acompañamiento y monitoreo de adultos referentes no sea necesario. Justamente, incentivar el diálogo, poniendo sobre la mesa los riesgos del entorno virtual, incrementa la perspectiva crítica de los jóvenes. Establecer límites en el uso de redes sociales e internet en general, orienta sobre la importancia de ser cuidadosos con el espacio que se les otorga a las tecnologías de comunicación. Conversar respecto a los contenidos y cómo se comparten, coopera en la construcción de sus personalidades en cuanto a su vínculo con las tecnologías.
Respetar las opiniones y formas de la comunicación centennial es vital para comprender los cambios y poder acompañar de la mejor manera sus procesos.

No obstante ello, resulta fundamental que valoren la importancia que tienen los vínculos interpersonales en la formación de la persona. Se debe acompañar a los más jóvenes en el proceso de comprender el justo equilibrio entre el entorno virtual y el intercambio cara a cara. Concebir a este último como un espacio idóneo e impostergable, como oportunidad de reconocerse a sí mismos, de reconocimiento del otro, donde el diálogo puede tornarse más profundo, ya que los gestos, las miradas y la proximidad siguen siendo la esencia para el enriquecimiento de los vínculos humanos.